By Alexis Paredes



1. Pilas recargables. Tanto las pilas como otras fuentes de energía alternativa fueron cruciales para alimentar algo de esperanza, mi imaginación en cuarentena proyectaba el peor escenario y “como” recurrir a la energía fue uno de ellos.
2. Rociador con alcohol. Tenía alguna botellas vaciás y volqué en ellas alcohol y un poco de agua, cada tanto renuevo la dosis de alcohol, Le pegué stickers olvidados en un cajón para diferenciar el contenido.
3. Agua. Hoy más que antes consumo agua. Me alivia pensar que aun está este elemento a nuestro alcance, de cierto modo es un privilegio un vaso de agua.
4. Rama de Albahaca. Las cultivé en mi jardín y las uso para cocinar, su aroma es un mensaje fresco de “está todo bien che!”
5. Cuarzo. Lo acerco cada vez que me siento a meditar. Proyecto en él una especie de ventana al cosmos. Me tranquiliza.
6. Algodón. Perdí la cuenta de cuantas bolsas de algodón usé. Para limpiar el packing de productos de higiene y comida que conseguía.
7. Set de acuarelas. Infinito mundo de color diluido, si bien me gustan los marcadores y microfibras, sólo con aportar algo de color en agua otorga algo diferente a mis dibujos bicolor.
8. Varilla de incienso. Para sahumar durante las tardes, queda un rico olor a madera de sándalo en el ambiente.
9. Cinta de papel. Una aliada permanente, en cuarentena retomé momentos gráficos, adhería, fijaba y dividía superficies para intervenirlas.
10. Tela (al interior de la cinta). Recortada de ropa vieja, todo un mundo para recuperar elásticos, botones, barbijos, filtros para barbijos, pañuelos etc, etc, etc.
11. Posits. Representan las ideas y tareas nuevas que fueron surgiendo en esta pandemia, las registraba, consultaba y luego intentaba avanzar en darle forma y sustento. Al inicio abstractas, luego concretas.
12. Avena Instantánea. Tanto la avena como otros ingredientes fueron claves para experimentar una cocina más saludable.
13. Pinceleta. Todos esos espacios que requerían una segunda mano de pintura


Buenos Aires, Argentina
FADU UBA