By Carina Arce


1. SOL: No es objeto, sí esencial, para mí, en este confinamiento. Su tibieza, su luz, hacen la gran diferencia de cada día.
2. PLANTAS: Las cambié de lugar, de maceta, de tierra, las giro, me mareo con ellas. Comparto baños de sol con ellas.
3. LIBROS: una forma de navegar el universo desde el encierro, me alimento de imaginarios. La lectura como portal entre mundos.
4. LANAS: En esta cuarentena fueron un gran objeto de creación, de contactarme con el color, la textura y volar entre nuevas formas de expresión.
5. BASTIDOR: Mi ventana creativa tiene forma de bastidor. Incorpore nuevas técnicas. Nuevos proyectos.
6. LAPICERA: Escribir. Cada suceso, cada imagen vista, cada sonido, un significado especial, diferente, carnal que se fueron transformando en letras.
7. CUCHARA: Sentí la necesidad de cocinar recetas de mi madre. Navegar esas sensaciones que daban las aromas y sabores de mamá.
8. CÁMARA DE FOTOS: Vistas que creí iguales y descubrí mutables. Ningún día fue igual a los anteriores. Cada día hubo un registro.
9. BICICLETA: Fija. La cuarentena la cotizó. Hoy tiene muchos kilómetros recorridos. Limpio toxinas, ahuyento malas ondas, renuevo energías.
10. KEFIR: Reordenar la vida sin ansiedades que se atraviesen a través de la comida, fue un tema del que ocuparse a diario.
11. FRUTA: No me puede faltar una fruta a diario sobre todo en el desayuno.
12. MATE: Una ceremonia diaria, toque de paciencia, prepararlo, disfrutarlo, implica generar un espacio de relajación... Nunca mate a las corridas... Una elección...
13. HIERBAS SERRANAS: Su olor, su sabor tienen la magia de hacerme sentir en paz. Las consumo a diario en infusión o en el mate.
14. AGENDA: Símbolo de la ritualidad. Marcar, anotar, establecer rutinas, singularizar esta nueva habitualidad. Generar agenda diaria de actividades para evitar espacios vacíos, repeticiones, circularidad o aburrimiento, que es mi peor enemigo.
15. TAPABOCAS: Hoy lo considero un símbolo de la solidaridad, cuidarme para cuidar al otro. Cocido y bordado a mano.