By Gonzalo Oliveros (part of a family set The Oliveros - Mata)




1. Sillón. Nuestro rincón de la casa redescubierto a partir del confinamiento. Un lugar que se volvió especial, casi mágico. El lugar perfecto para pasar el día, trabajando, escuchando música, charlando. Citando a Sheldon Cooper “My spot”.
2. Mi jogging camuflado. Fiel compañero “from dawn till dusk”.
3. El set de inmunidad homeopático/natural. infundido por Mery para enfrentar éste y cualquier otro bicho que se nos quiera meter!
4. La llave tipo pico de loro pero de escala gigante. El primer fin de semana de cuarentena se nos rompió la bomba de agua de la casa! Sin plomeros autorizados tuvimos que meter manos a la obra y, gracias a que tenía esta llave exótica, pudimos solucionarlo! En equipo!
5. La tabla de asado con el cuchillo heredado de mi padre. Si bien el asado no es una novedad, pasó a ser una rutina. Y otra vez compartimos: Rami prendió su primer fuego.
6. El vino. Infaltable. Otra cosa que nos acompaña (en este caso no a Rami) del crepúsculo al amanecer, ayudando a sobrellevar tensiones, temores, ansiedades y otros.
7. La compu. Para trabajar, para boludear, para conectarnos con nuestros amigos, pero sobre todo para acompañarnos con listas interminables de spotify sonando sin parar.
8. El cable que hizo posible amplificar el sonido con calidad. Lo buscamos el primer día de la cuarentena y hace ya más de 60 días que esta conectado.
9. Bafles. Para terminar la tríada que hace posible que la música nos acompañe y nos haga bailar para sobrellevar mejor los diferentes estados de ánimo.
10. La barra. De todos los intentos por ejercitar, fue el único que mantuvimos permanentemente y con el desafío: ¿a cuántas llegas cuando termine la cuarentena?
11. Las ojotas. Con o sin medias… sorry, es lo que hay.
12. Los guantes de lavar. Porque descubrí que fregar baños puede ser realmente terapéutico.
13. Espirales. Tener un pequeño “afuera” nos ayuda a sobrellevar el encierro, pero la invasión de mosquitos nos hubiera vuelto locos de no ser por ellos.
14. Por último, estas nuevas cosas que tuvimos que incorporar y que eran algo completamente desconocido para nosotros: el barbijo.
15. Y el Spray de alcohol reducido al 70%. Con el que rociamos absolutamente todo obsesivamente hasta el punto de reírnos de nosotros mismos (y de que las manos se nos caigan a pedazos).