By Sofía Mejias 



Objetos desempolvados, resignificados y leales

1. Colchoneta: En la cuarentena, he empezado a valorar más la actividad que día a día realizaba mi cuerpo, y a extrañarla. Así que comencé a usar la colchoneta que no salía del armario desde 2017.
2. Minipimer: Ahora que cocino todo lo que como, he aprendido a apreciar mi mixeadora más que nunca. En la cocina no me puede faltar y es como si fuera un alargue de mi brazo.
3. Batidor: Junto al tiempo libre retomé uno de mis pasatiempos que se había visto opacado por la rutina, la pastelería. Esencial para preparar todo lo rico.
4. Wacom: Mi tableta digitalizadora nunca había sido usada tanto. Hasta tuve que cambiarle la punta al lápiz. Debo decir que nos hemos amigado enormemente.
5. Tijeras: Mis telas acumuladas fueron retocadas para volver a la confección que tanto extraño en el día a día de la rutina pasada. También han sido útiles para retocar flequillos ya crecidos.
6. Hilo: Refuerza las costuras y también mi relación con la confección.
7. Lápiz mecánico: Si bien nunca le faltó protagonismo en mi vida, ahora lo uso muchísimo más y lo llevo pegado como oso de peluche a la mano de un niñx.
8. Notebook: Esencial en todo sentido, laboral, académico, creativo, ocioso. Si llegara a fallarme me vería bastante perdida.
9. Auriculares: Para desconectar de esta a veces agobiante realidad, basta con conectarse con música de esta manera tan privada y personal.
10. Pantuflas: el calzado por excelencia que grita “cuarentena”, asegurando comodidad y pies calentitos.
11. Nachos: No creo que exista snack que me haya sido más leal que los nachos comprados a la vuelta de casa.
12. Barbijo: Creado y usado por y para esta situación, ¿qué objeto más esencial y protagónico que este en estos tiempos?
13. Fichas del Burako: Para cuando la mente se cansa de ver pixeles y se busca volver a los juegos de mesa. Muchas horas dedicadas a esta relación triangular entre mi mamá, el Burako y yo.
14. Alcohol en gel: Junto al barbijo, elementos fundamentales y que entran a la moda gracias a la pandemia. El alcohol está contento de ganarse una porción bastante grande de protagonismo global.
15. Mate/Tereré: Quizá la cuarentena cree autoexigencias de reafirmar nuestra identidad, o quizá solo se acentúa la pulsión oral en contexto de encierro. Pero lo certero es que debo haber consumido al menos 3 kilos de yerba desde que comenzó la cuarentena.